Aclaratoria: Este post es parte de una campaña patrocinada por Latina Bloggers Connect y MedImmune, sin embargo todas las opiniones son propias y no derivan de terceros.
El día que me entere que estaba embarazada fue la noticia más emocionante y esperada para mi y mi esposo, que invadió las conversaciones entre amigos y familiares y que durante las semanas siguientes se convirtió en la experiencia mas hermosa de mi vida, ya que al ser mi primer embarazo cada cambio en mi cuerpo no paso desapercibido. Fueron 39 largas semanas de gestación que tuvieron que transcurrir, para que al fin en abril de dos mil once, Elena Sofía, mi anhelo cumplido, llegara a nuestras vidas. Sin embargo, muchas mamás ingresan al nosocomio antes de tiempo y muchos bebés llegan en un parto prematuro lo que conlleva complicaciones que, en la mayoría de los casos, requiere de una atención médica especial.
Todos los años nacen 13 millones de bebés prematuros en el mundo, y solo en este año han muerto más de 1 millón de ellos a causa de los desafíos de salud que enfrentan. El índice actual de prematuridad en los Estados Unidos es del 12.2%: uno de los índices más altos en el mundo y que ha aumentado en un 36% durante los últimos 25 años. Menos importante es la desinformación sobre este tema, ya que una encuesta reciente arrojó que el 75% de los padres ignoran la definición de “prematuridad” (un nacimiento a las 37 semanas de gestación o antes) y que, durante los cuidados prenatales, la mayoría de las mujeres embarazadas no preguntan al profesional médico que las atiende acerca de los riesgos de dar a luz prematuramente o las posibles consecuencias que ello podría tener en sus hijos.
El día 17 de noviembre se celebrará el Día Mundial de la Prematuridad y es necesario hacer conciencia en todos los padres acerca de los posibles riesgos relacionados con los partos prematuros, ya que estos bebés, son susceptibles a una gran variedad de enfermedades e infecciones, sobre todo durante los meses de invierno, pues nacen con los pulmones subdesarrollados y sistemas inmunitarios inmaduros.
El virus de temporada que sigue siendo una amenaza para los niños lactantes es el Virus Sincitial Respiratorio (VSR) que contraen casi todos los niños antes de cumplir los dos años de edad, el cual generalmente causa síntomas de leves a moderados similares a los del resfriado común en bebés sanos nacidos a término.
Datos sobresalientes sobre el VSR:
• Se presenta en niveles epidémicos todos los años, generalmente de noviembre a marzo, aunque puede variar de un año a otro y según la región geográfica.
• En los Estados Unidos, las infecciones por este virus son la causa principal de hospitalizaciones de bebés durante su primer año de vida.
• En niños menores de 5 años, la infección de VSR es la causa de 1 de cada 13 consultas con pediatras y de 1 de cada 38 casos que acuden a salas de emergencias.
• A pesar de ser tan común, muchos padres desconocen la existencia del VSR; de hecho, una tercera parte de las madres nunca han oído hablar del virus.
Los síntomas de infección son: Tos persistente o silbidos, coloración violeta alrededor de la boca o bajo las uñas, respiración acelerada, con dificultad o falta de aire y fiebre (especialmente si es de más de 100.4 °F [38 ºC] medida en el recto de bebés menores de 3 meses).
Al ser el VSR altamente contagioso y que se puede propagar fácilmente a través del contacto físico, los estornudos y la tos, además de sobrevivir durante horas en la piel y otras superficies, es muy importante saber que no existe tratamiento contra él y que una vez que se contrae su atención es crítica.
Como una mamá de una pequeña en edad susceptible de contraer este virus, aunque todavía no acude a un centro de cuidado infantil o guardería, es común tener contacto con vecinos, amigos y compañeros de trabajo de mi esposo, por lo que las recomendaciones para evitar el contagio que mantenemos en la familia son:
- Procuramos lavarnos las manos regularmente y muy especialmente al tener contacto con nuestra pequeña, invitación que extendemos a nuestros visitantes. Cuando visitamos casas ajenas a la nuestra o la oficina de mi esposo, siempre llevo en la pañalera y bolso de mano una botellita de alcohol en gel y toallitas desinfectantes, el primero, para que las personas que se acerquen a nuestra hija limpien sus manos y el segundo, a la hora de ir al parque, limpiar las superficies de los juegos o tubulares que han estado en contacto con otros niños.
- Una tarea fundamental es mantener el aseo regular de nuestro hogar, por lo que limpiamos pisos y superficies con limpiadores no tóxicos. Para los juguetes utilizamos toallitas desinfectantes y algo básico, mantenemos una ventilación adecuada, evitando el uso del sistema de aire acondicionado y la calefacción.
- Cuando algún miembro de la familia esta enfermo, usamos cubrebocas y pañuelos desechables y tratamos de mantenernos alejados de la pequeña, el papá sano se hace cargo de cuidarla y proveerle lo que necesite.
- Existe la regla de oro: “Prohibido fumar”. Al no ser un hogar de personas fumadoras, nadie puede hacerlo, ya que estamos consientes de que el tabaco desencadena miles de enfermedades respiratorias y los niños son los más vulnerables, y;
- Sin lugar a dudas, lo primordial que ha ayudado a fortalecer el sistema inmunológico y las defensas de nuestra hija, es la posibilidad que tuve de proveerle leche materna, ya que le ha permitido combatir las infecciones que ha padecido de manera pronta y eficaz y con el mínimo uso de antibióticos.
Es por ello que te invito a ser conciencia del daño que puede causar este virus en tus hijos tomando las medidas necesarias para evitar abrirle la puerta de tu casa y si tienes más dudas sobre el tema, no te olvides de consultar a tu pediatra para ver si tu hijo corre un riesgo más alto de contagiarse de este virus. Para mayor información sobre el VSR y cómo prevenirlo, visita RSVprotection.
